Salmo 100:5
«Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación.»
Alabemos al Dios bueno y eterno
Aunque no lo veamos con nuestros ojos, podemos ver sus obras cada día. Él nos ha redimido, nos sostiene y nos llama a vivir con gratitud. Su bondad no cambia, aunque cambien nuestras circunstancias.
Somos testigos vivos de su presencia
Dios se da a conocer a través de su pueblo. Cada acto de amor, cada palabra de esperanza, cada gesto de fe, hace visible al Dios invisible en un mundo necesitado de su luz.
La alabanza nos une en gozo y propósito
Imagínate un pueblo unido cantando con gozo al Señor. Esa es la visión del Reino: un pueblo agradecido, redimido, que reconoce la fidelidad de Dios aún en los momentos más difíciles.
Cristo es la expresión suprema de su misericordia
No olvidemos que Jesús soportó la cruz por amor a nosotros. Esa cruz es la prueba más alta de que el Señor es bueno y su misericordia dura para siempre. Vivamos con gratitud por tan grande salvación.
Caminar con Dios es vivir en su fidelidad
Conocer a Dios es más que saber de Él; es andar con Él, dejarse guiar por su sabiduría y confiar que su fidelidad no nos soltará, ni a nosotros ni a los que vendrán después.
Hoy, detente un momento para alabar al Señor. Él es bueno, misericordioso y fiel. Aunque no lo veas, Él está obrando en tu vida. Levanta tu voz, tu corazón y tus manos en gratitud. Su amor nunca falla.
