Romanos 8:28, NTV
“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.”
El amor de Dios es el origen de mi madurez No crezco para que Dios me ame; crezco porque ya me ama. Su amor seguro me invita a soltar defensas, confesar y cambiar sin culpa.
Amor que acompaña en la prueba Pablo, David y Daniel no avanzaron solos: el amor fiel de Dios los sostuvo en cárcel, persecución y exilio. La prueba no niega el amor; lo demuestra en medio del fuego.
Dios gobierna con amor, no con frialdad Su soberanía no es control impersonal: es cuidado activo. Él ordena mis pasos con ternura y firmeza; puedo rendirme porque estoy a salvo en su amor.
Todo coopera para bien… porque Él me ama Aun lo que no entiendo, Dios lo redime con propósito. El “bien” no siempre es comodidad, es parecerme más a Cristo, fruto del amor que no falla.
Mi respuesta: amar, confiar y obedecer Si soy amado, entonces amo: oro por otros, perdono, sirvo, pido ayuda. La obediencia deja de ser carga y se vuelve respuesta de amor.
Vive hoy desde el amor: entrega tus cargas, permite que te amen (pide oración) y ama de vuelta (sirve a uno).
