Jeremías 33:3

“Pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir.” — Jeremías 33:3

1. Dios nos invita a buscarlo con confianza
Este versículo es una invitación directa de parte del Señor: “Pídeme”. Él no se esconde, ni se aleja de quienes le buscan sinceramente. Está dispuesto a revelarse a los que se acercan con fe, con hambre de conocerlo y con un corazón dispuesto a escuchar.

2. Hay sabiduría divina que no se descubre sin oración
Dios quiere mostrarnos cosas que no podríamos descubrir por medios humanos. Esta promesa nos recuerda que hay revelaciones profundas, dirección y consuelo que solo se reciben al orar. La oración no es solo petición, es comunión con el corazón del Padre.

3. Lo desconocido no es motivo de temor, sino de expectativa
Muchas veces tememos el futuro porque no lo conocemos. Pero Dios sí lo conoce, y promete mostrarnos lo que necesitamos saber. Él no nos revela todo de una vez, pero sí nos guía paso a paso con sabiduría celestial. No estamos solos en lo incierto.

4. Dios habla a los que están dispuestos a escuchar
Este versículo fue dado a Jeremías cuando estaba preso, en un momento difícil. Aun así, Dios le dice: “Pídeme”. Eso nos muestra que, incluso en nuestras limitaciones, Dios sigue dispuesto a hablarnos. Solo necesita que estemos atentos y dispuestos a obedecer.

5. La revelación de Dios trae esperanza
Los “secretos sorprendentes” que menciona el texto no son misterios oscuros, sino palabras de aliento, restauración y esperanza. Cuando Dios habla, su voz levanta, sana y renueva. Él quiere darnos una visión más amplia de su obra en nuestra vida.

Jeremías 33:3 es una invitación poderosa a vivir en comunión con Dios. No es un llamado solo para los profetas, sino para cada hijo suyo. Hoy puedes acercarte con confianza y pedirle que te muestre lo que no entiendes, que te hable sobre tu futuro, tus decisiones y tus luchas. El Señor está dispuesto a revelarte cosas grandes y ocultas… si tan solo te tomas el tiempo para buscarlo en oración