2 Pedro 3:9

“En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. ¡Al contrario! Es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.”

VERSÍCULOS

“En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. ¡Al contrario! Es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.” — 2 Pedro 3:9 (NTV)

1. La paciencia de Dios es una muestra de su amor

A veces, al ver la injusticia en el mundo o el sufrimiento personal, podemos pensar que Dios se tarda en actuar. Pero este versículo nos revela que su “demora” no es olvido ni indiferencia, sino un acto profundo de amor. Él espera, porque ama.

2. Dios da tiempo para el arrepentimiento

El corazón del Señor no se complace en el castigo, sino en la restauración. Nos da tiempo, oportunidades y llamados constantes para volver a Él. Esta paciencia es una invitación a examinar nuestra vida y acercarnos con humildad y sinceridad.

3. La promesa de Dios se cumplirá

Aunque tarde desde nuestra perspectiva, Dios siempre cumple lo que promete. Él vendrá, juzgará y restaurará. Su fidelidad no depende del calendario humano, sino de su perfecto plan eterno. Esperar en Él es confiar que su tiempo es mejor que el nuestro.

4. Nadie está fuera de su alcance

Este versículo nos recuerda que Dios no excluye a nadie de su gracia. Su deseo es que “todos se arrepientan”. Eso incluye a los que han caído profundamente, a los que se sienten perdidos, y también a nosotros cuando fallamos. Su misericordia es para todos.

5. Vivir con urgencia espiritual

Si Dios es paciente, nosotros no debemos ser indiferentes. Aprovechemos este tiempo de gracia para crecer, perdonar, compartir el evangelio y vivir en santidad. Cada día es una nueva oportunidad que Él nos regala con esperanza.